26 datos que tienes que conocer antes de ir a la sanguchería La Lucha
Paola Miglio
Periodista de comida y viajes. Frívola. Obsesiva. Ansiosa. Twitter @paolamiglio / Instagram @paola.miglioNo es fácil encontrarle defectos a un lugar que te sirve comida rica hasta las tres de la mañana, en un espacio agradable, con estándares de limpieza y a precios razonables. Por eso se me arruga la tripa cuando comienzo a hablar de La Lucha. Ese ícono sanguchero que me ha salvado de bajadas brutales, almuerzos tardíos y amanecidas de trabajo inclementes. Sin embargo, esta vez todo es enmendable y corregible. Solo prestar atención, hacer unos cuantos ajustes y ya.
Tipo de establecimiento: al paso, hay mesas para sentarse en algunos locales.
Estacionamiento: algunos espacios públicos dependiendo del local, pero siempre llenos.
Lugar: ambiente informal, generalmente hay cola, que crece en la hora punta y al final de la tarde. A veces, en las madrugadas, puede ser de terror, pero avanza rápido.
Sillas: hay sillas y bancos altos, lo mejor son las sillas.
Mesas: limpias, pequeñas.
Salsas, aceites y condimentos: buen ají, mayonesa, salsa tártara, kétchup, aceituna, golf y mostaza.
Música: hay música variada pero no molesta. Eso sí, el lugar es bullanguero por la cantidad de gente que lo frecuenta.
Servicio en la mesa: todo descartable.
Separación entre mesas: en los momentos quietos se puede conversar sin escuchar las conversaciones de la mesa de al lado. Si están en la barra, fueron, cero privacidad.
Privado: no hay.
Servicio: gentil sin caer en exageraciones tipo Starbucks.
Rapidez: son rápidos, pero siempre hay mucha gente, así que a veces hay que tener paciencia.
Cortesías: no hay.
Agua: no hay.
Carta de comida: sánguches y papas fritas.
Carta de bebidas: jugos (cada vez más ligeros y azucarados), milkshakes, chicha, café (terrible, sin cuerpo ni alma, los encargados dicen que es grano arequipeño. Si en el logo se destaca que venden “sánguches & café”, se debe vender eso y de excelente calidad), chocolate, cerveza y shots de pisco y anís.
Descorche: no hay.
Tamaño de porciones: medianas tirando a bien servidas. Sin embargo, parece que el tamaño de los panes (bueno y fresco) se ha reducido, a no ser que la cantidad de carne haya aumentado y todo sea parte de una ilusión óptica.
Las carnes: La Lucha mantiene la calidad de sus carnes. Las “a la leña” son sobresalientes, con sazón y cocción bien ejecutadas. Lo mejor de la carta (y lo primero que se acaba): gracias al ahumado, el pollo y le pavo dejan de ser insípidos. Sus hamburguesas son cumplidoras, ajenas a esa masa de cartón corrugado reventando en salsas que suele servirse en varios establecimientos del país. Hay también opciones más barrocas de sánguches y otras de jamones y asados que ponen.
Las papas: algo que siempre me entusiasmó de La Lucha fueron sus papas fritas huayro, crocantes, arenosas y suaves por dentro. Triste comprobar que al pedirlas a deshoras (fuera de hora punta) se convierten en especímenes secos, chiclosos, hasta rancios. Solo pasan con harta mayonesa. Atención: las papas no las venden en todos los locales.
Horror a evitar: los adornos de flores de vegetales sobre las carnes en el mostrador van muriendo con las horas y terminan en la madrugada aplatanados. No son necesarios para vender un buen jamón.
Precio: pavo a la leña S/. 11.90 y lechón a la leña S/. 10.60, el más caro es el Club a la leña que vale S/. 22.90, jugos desde S/. 6.90 y café pasado S/. 4.40.
Tarjetas: solo efectivo, cosa terrible siendo un lugar de bajadones de madrugada, justo cuando es más probable que no se tenga efectivo a la mano.
Asientos para niños: solo hay una silla para bebés en el local de Diagonal.
Delivery: no hay.
Dirección y horario: www.lalucha.com.pe (reseña basada en visitas a los cuatro locales de La Lucha)
Puntuación final: 3 bellacos