19 datos que tienes que conocer antes de ir a Isolina
Paola Miglio
Periodista de comida y viajes. Frívola. Obsesiva. Ansiosa. Twitter @paolamiglio / Instagram @paola.miglioEl chef de La Red, José del Castillo, lanzó a fines del año pasado un nuevo concepto llamado Isolina. La idea era rendir homenaje a su madre (su inspiración en la cocina) en un lugar que captase el espíritu de una antigua taberna, esas abiertas desde el desayuno, que sirven platos caseros siempre con arroz blanco graneado y salsa criolla. Costó trabajo remodelar la antigua casona barranquina y dejarla como nueva, recuperar aquellas viejas recetas que se habían dejado de hacer… pero el esfuerzo bien valió la pena: Isolina se ha convertido en un favorito. ¿Lo principal? La comida no aburre ni cae pesada. Rota en la carta y cada día hay cosas nuevas por descubrir. Acá nuestra experiencia.
1. Tipo de establecimiento
Taberna peruana.
2. Estacionamiento
Hay poco estacionamiento en la zona. Generalmente en la calle paralela a la Av. San Martín, en Jr. Junín, se encuentran lugares.
3. Atmósfera
Distendida, cero formalismos. Espacio para la conversa amena y larga, de esos lugares a los que llegas para el almuerzo y te vas después de la cena.
4. Sillas y mesas
Todo es de madera como en una antigua taberna. Hay mesas altas con banquetas, pequeñas y para pocas personas (en el piso inferior) y mesas bajas más cómodas, que dan para pedir varios platos y compartir. Incluso en el segundo piso hay un semiprivado para 10 personas. Las mesas están a distancia prudente, es decir, no van a escuchar la conversación de al lado a menos que se pongan a gritar.
5. Servicio
Correcto. No demoran mucho en servir. Las veces que hemos ido, han sido rápidos y amables.
6. Agua
De botella o de caño. No se escandalizan si piden la segunda.
7. Cortesía
Encurtidos hechos en casa. Pueden ver los grandes frascos en la barra del local.
8. Tamaño de platos
Casi todos son para compartir. También hay medias porciones.
9. Los fríos
El cebiche es uno de los mejores que hemos comido en la ciudad: simple, de picor adecuado y acidez justa, pescado fresco y del día. Lo acompaña un chicharrón de pulpo importante, de cocción correcta, suave, jamás chicloso ni duro. Es el combo perfecto para comenzar la comilona. La fuente es grande, como para compartir entre dos si van a pedirla de entrada. Pero también funciona para uno como plato único.
10. El pan con pejerrey
Grande y sabroso. Con el pescado bien tratado y empanizado. Sirve también para comenzar en banquetazo o el día con una buena taza de café negro. Pídanlo con salsa criolla.
11. Los calientes
Las porciones son grandes y para compartir. A menos que sean codiciosos o no les guste que metan la mano en sus platos. Así que vayan con cuidado para no llenarse y poder probar más. Las preparaciones no llevan glutamato, así que para nosotros es de fácil digestión y no quedamos con ese recuerdo salvaje durante todo el día. La tortilla de sesos, por ejemplo, es delicada, jugosa, con una salsa criolla para cortar el ligero dulzor. El seco de asado de tira es imponente: son casi 900 gramos de carne que se deshace al contacto con el tenedor, pero que no por eso pierde su sabor, acompañada de arroz blanco y frejoles caseros, esos medio batidos/medio enteros, cremosos. La papa rellena también da para dos: en un principio detectamos más papa que relleno, es decir la masa era muy gruesa, pero eso se ha ido acomodando con el tiempo y ahora el relleno predomina y juega bien con el arenoso y bien frito menjunje.
El pepián también ha encontrado su camino. Plato elaborado con choclo y difícil de encontrar en los restaurantes limeños de hoy (su preparación es sencilla pero el proceso de cocción toma harto tiempo), se rescata en una versión colorada y densa, no tan dulce y agradable al paladar. Casi sedosa. Acompaña un costillar de cerdo de piel crujiente, bañado en salsa criolla. Para chupar los huesos, literal. Este también se puede compartir o pueden pedir media porción.
De todo lo que hemos probado, nuestro “pero” solo recae en el arroz con salchicha de huacho. Sí, uno de nuestros favoritos cuando Isolina comenzó a atender, se ha vuelto un poco mazacotudo, aunque de sabor siga igual. En todo caso, preferimos el grano más suelto sin que se desmorone al coger el bocado con el tenedor.
12. El sancochado
Este merece mención aparte. Es tremendo. Elaborado con 1.5 kilogramos de punta de pecho, 900 gramos de asado de tira y 400 gramos de lengua, con la acostumbrada col pero además con zanahorias y choclos bebé, papas tiernas y coles de Bruselas. El caldo es reponedor y las salsas redondean, sobre todo esa de rocoto que puede ser adictiva. Se sirve solo los fines de semana y vale S/. 200, pero con casi 3 kilos de carne pueden comer seis y más.
13. El postre
Solo hemos probado la crema volteada y califica como una de las más ricas: densa, la cuchara se toma su tiempo en deslizarse para obtener un bocado: eso nos gusta.
14. Las bebidas
Hay cervezas artesanales, chilcanos, capitanes y todos los clásicos. Pero además un potente gin tonic por el que hemos vuelto.
15. Precio
Por lo general, las tabernas peruanas son espacios donde la gente suele ir a comer a diario sin gastar mucho, sin embargo en Isolina el ticket por persona no es barato. Para darse un gusto está bien. Las veces que hemos ido la cuenta estuvo entre S/. 60 y S/. 75 y hemos salido satisfechos con lo que comimos (con cóctelito, eso sí, sale más).
16. Tarjetas
Todas.
17. Niños
Hay sillas para niños.
18. ¿Volvería?
Sí. Quedan varios pendientes.
19. Dirección y horario
www.facebook.com/isolinaperu