20 datos que nos recuerdan que ir a «San Antonio» no es lo que era antes

Esta es una de las cafetería más tradicionales de Lima. A la que siempre iba de pequeña era a la de Magdalena, porque vendía unos conos rellenos de crema chantillí casi congelada, bañados en chocolate que eran una delicia. Me acuerdo cómo mi ser gordito se pegaba a la vitrina que los ofrecía hasta que llegaban a mis manos. Nunca sola, porque siempre habían tres o cuatro niños al lado y con el mismo espíritu. Bueno pues, San Antonio abrió, con el tiempo, más cafeterías por todo Lima: el cono de chantillí desapareció (recientemente lo han repuesto), incluyó uno de los delivery más caros de Lima y amplió su carta desmesuradamente. ¿Todo lo que vende es rico? Pues ahora, después de varias incursiones a los de Miraflores, Magdalena y el Centro, no. Veamos qué se puede rescatar. Este es el resumen de nuestra últimas tres visitas, de las que sacamos un promedio. Ah, como ya saben no puedo probar todo, acá solo reseño lo que comí, con ayuda. Sabrán entender.

1. Tipo de establecimiento.

Pastelería y cafetería con opciones para almorzar como sopas, ensaladas y lasañas. También venden productos gourmet.

2. Estacionamiento.

Depende del local.

3. Atmósfera.

Por lo general los espacios son grandes y tienen terraza. Como es un lugar a donde se toman hartos “lonchecitos”, es probablemente que si va se tenga que soplar el alboroto de algunos desubicados. Nos ha pasado varias veces. No hay forma de callarlos.

4. Sillas y mesas.

Las mesas son cómodas y a distancia prudente.

5. Servicio.

Depende de la hora. Si es hora punta, fueron. No se van a demorar eternamente, pero sí es lento. No esperen que el mozo les converse, tenga deferencias o sonrisas especiales. Asuman que este lugar es de alto tránsito y quieren que coman y se vayan.

6. Ensaladas.

Tienen varias y debemos confesar que nuestras preferidas son la Padovana y la Romana. La Romana tienen una agradable y crujiente tartaleta de hongos que nos hace sentir que, cuando la comemos, no estamos tan a dieta. Lamentablemente, la última vez que pedimos la masa de la tartaleta estaba fría. La vinagretas son bastante espesas, eso sí. Con, probablemente, más calorías que un pan con chicharrón. Traten de pedir la ensalada con aceite de oliva, sal y pimienta. No hay cobro extra. Ahora, si se pueden dar el lujo de comer sin remordimiento, adelante con la crema-vinagreta que viene con cada propuesta, pero les advertimos que tapa todo el sabor de los ingredientes frescos.

7. Los sánguches.

Los dos últimos que hemos comido son la butifarra y el fungo, que solía ser nuestro favorito. En sabor sigue impecable: en pan espiga integral con jamón, espinaca, aceite de oliva, queso crema y manchego de oveja. Tienen que comerlo caliente para que todo se una y quede más rico. Lo triste y decepcionante fue el tamaño: casi se ha reducido a la mitad y es del vuelo de dos petipanes juntos. Por S/. 17, no vale la pena. La butifarra San Antonio: demasiada mayonesa y el pan es muy seco, grueso y no es francés. La zarza criolla bien preparada y no deja rastros en boca. A simple vista no se ve rica. Luego cuando aplastan el pan para comerla, el asunto mejora, pero nunca tanto.

8. Las empanadas.

La de carne es de pasta de carne. La masa es hojaldrada y el relleno se ha cocinado tanto que ni siquiera se notan los ingredientes: ni la aceituna ni el huevo. Olvídense del azúcar espolvoreado encima, ni rastro. La de pollo con verdura es deliciosa: masa tierna que se deshace y relleno sabroso.

9. El pastel de choclo.

Buena porción y textura, interesante cantidad de queso. Lo tienen que comer caliente para que se derrita y, claro, con un toque de ají.

Pastel de choclo y queso. Rico y de bien tamaño. Pídanlo caliente y con ajicillo al lado.

10. El café.

El último que me tomé, y digo el último porque nunca más volveré a tomar café ahí, estuvo de terror. Fue un americano amargo, y no en el buen sentido de la palabra, pastoso e incluso con demasiados residuos. Una pena, habiendo tantas buenas propuestas en la actualidad. Felizmente, es un tema que se puede mejorar.

11. El cono de chantillí.

Me dijeron que había vuelto, lo compré y fue la más terrible decepción. Creo que hubiese preferido mil veces quedarme solo con el recuerdo. La crema estaba porosa, casi desaparecía, y evidentemente el cono era de caja.

12. Las copas.

Morí y me llevaron al cielo. Este es el enchanche máximo, la depravación total de cremas y fudges. Es un postre degenerado y solo se permite en caso de: rompimiento con el ex o la ex, si están deprimidos, se les borró el disco duro con la información de toda su vida, si es esa época del mes, si les pusieron los cuernos con la hermana/hermano o si después piensan hacer dos clases de spinning seguidas. La de profiteroles con fudge es grosera de lo rica.

13. Los pasteles y tortas.

El pericotito siempre fue nuestro favorito. De crema de mantequilla y fondant. Una pena que ahora el bizcocho parezca hecho hace un mes por lo seco. Esto repite en el pastel moca. Quizá deberían revisar la receta. Siempre cumplidores son los capri, las garrapiñadas, los de crema chantillí, manzana y los borrachos. Quédense con los cásicos y aléjense de los semifredos y mousses que no les ligan, son demasiado gelatinosos.

14. Ensalada de frutas.

Abundante y variada fruta, rica granola, yogur decente, pero la miel la sentimos débil y medio aguada.

15. Carta de bebidas.

Bebidas frías, calientes, vinos y espumantes.

16. Tamaño de porciones

Bien servidas.

17. Precio

Se pueden gastar entre S/. 40 y S/. 50 si van a comer bien. En un lonche con pastel y café, o empanada y café, S/. 25.

18. Tarjetas

Todas.

19. Niños

Hay sillas para niños.

20. Dirección y horario

www.pasteleriasanantonio.com. Hay delivery, como dijimos uno de los más caros y demorones.

Le doy 3 bellacos